La síntesis del Baile de Diablos es una representación teatral de la lucha del Bien contra el Mal.
Los diablos desfilan encabezando la comitiva para anunciar su llegada con jaleo de todo tipo. De forma estrepitosa y ruidosa apartan el público asistente abriéndose paso en la procesión.
Las raíces de la celebración de la Noche de San Juan se pierden en el tiempo. Nuestros antepasados creían que el Sol estaba enamorado de la Tierra y se resistía a abandonarla. Y por ello comenzó a festejarse en la última noche de primavera, alrededor del 24 de junio, que es la más corta del año. A esto se unía la superstición de que ese día era el ideal para ahuyentar a los malos espíritus y atraer a los buenos, así como para librar encantamientos de amor y fertilidad.
Con la llegada del cristianismo, la Noche de San Juan se mantuvo, pero perdió su carácter mágico y adoptó un nuevo significado. Según los textos sagrados, Zacarías mandó encender una hoguera para anunciar a sus parientes el nacimiento de su hijo, Juan Bautista, que coincidía con la noche de solsticio de verano.
Para conmemorar esa fecha, los cristianos del medievo encendían grandes hogueras y celebraban diversos ritos a su alrededor. En ellos siempre estaba presente la señal de la Cruz.
Salud, dinero, amor... son muchos y muy variados los deseos que se «queman» en la Noche de San Juan, la más corta del año. El 23 de junio a las 12 de la noche playas, plazas y calles de toda España se llenan de hogueras para dar la bienvenida al verano en una de las noches con más magia del año. Se vive con especial fervor esta fiesta donde diversión y superstición se dan la mano. Pasar por encima del fuego, escribir en un papel lo malo y se quema o saltar olas son sólo algunos de los muchos rituales que permiten, según cuenta la leyenda, que se cumplan los deseos más ocultos.